sábado, 27 de junio de 2009

Meditación por la paz



Como queda “en el camino” de algo más (la Clínica El Ávila, la panadería, la frutería), uno no le hace caso, pero la verdad es que la placita Las Morochas (Av. San Juan Bosco con 6ª Transversal de Altamira ) está muy bien. Generosa en árboles y sombra y extrañamente silenciosa un domingo en la mañana, echarse a leer el periódico ahí parece un buen plan.
Pero el profesor de yoga Pedro Luis Otero, le encontró todavía un mejor uso. El domingo pasado, el día del padre, Pedro Luis se sentó debajo de uno de esos gigantescos árboles a meditar por la paz. Es la segunda vez que lo hace así, durante varias horas y con convocatoria abierta para que todo el que quiera seguirlo, lo haga. La primera fue hace varios meses, y se pasó 36 horas seguidas en eso. Esta vez estuvo desde las 9 de la mañana hasta el mediodía. Y varios de sus amigos y alumnos nos fuimos a pasar un rato ahí con él, haciéndole compañía. Esta compañía se hace en silencio, con los ojos cerrados, las piernas cruzadas y la cabeza abierta, sin aferrarse a ninguna idea, a nigún pensamiento. El corazón tiene que estar más abierto aún para dejar entrar la intención de conectarse con la paz. Sé que suena a idea loca, de gente que no comió completo y por eso anda en esos planes que más de uno ve como "raros". Pero prefiero pensar que ayuda aunque sea un poquito. A mí me ayuda a estar un poquito mejor conmigo misma, y he oído que, si todos estamos mejor con cada uno de nosotros, eso va sumando.
En Chacao hay un ambiente propicio para este tipo de ideas. La
comunidad ha sido abierta y respetuosa con esta práctica y la Alcaldía las ha apoyado en varias oportunidades.
El pasado 6 de Junio, la monja Zen Marina Tirado y la gente del Centro Zen Bodaishin de Los Palos Grandes (que ella dirige) organizaron una sesión de meditación por la aceptación de la diversidad en el parque Aruflo de La Floresta y han estado haciendo varios eventos abiertos como éste en los meses recientes y en distintos puntos.
He leído reseñas de investigaciones sobre los efectos de la meditación colectiva en índices de criminalidad (hay uno que pueden rastrear hecho por el doctor John Hagelin, en Washington, en 1993, donde obtuvieron una reducción de 25% en los indicadores). Y la verdad es que yo creo en esto. Puede parecer poco, pero es más que nada, y más que nada ayuda.
Al final, no creo que importe mucho si se lo creen o no. Si hacemos todo el tiempo vainas locas sin sentido, por qué no intentar una que no le hace daño a nadie y que, quién sabe, tal vez hasta podría ayudar, aunque sea mínimamente, a cambiar esos números que vemos en los periódicos y que se llevan por delante a tantos venezolanos y algún ser querido
todos los días. No digo que ésta sea la propuesta de solución para un problema del que evidentemente deberían estar haciéndose cargo las autoridades, pero si hay alguito que uno pueda hacer, creo que es mejor probarlo. Y si el sitio donde uno vive se lo permite, pues mejor probar. Si les interesa unirse a esto, pueden contactar a Pedro Luis Otero a través de su organización, Caracas Namaskar, por el correo caracasnamaskar@gmail.com y a Marina Tirado en el sitio del Centro Zen Bodaishin www.centrozenbodaishin.org. Ambas agrupaciones están también en Facebook.

C.R.

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