miércoles, 23 de septiembre de 2009

Un simulacro de primer mundo

Acabo de encontrarme con la larga fila de los empleados de la Corporación Andina de Fomento, que participan en el simulacro de sismo que organizó la alcaldía de Chacao (ver post anterior). Venían sonriendo, conversandito unos con otros, impecables con sus corbatas o sus trajes taller, guardando en voz baja sus acentos venezolanos, colombianos, ecuatorianos, argentinos, chilenos, mexicanos o peruanos. Iban bajando en perfecto orden hacia la plaza Altamira; sólo les faltaba "hacer distancia" con el brazo derecho tocando el hombro del compañero de adelante, como lo oligaban a uno a hacer en la escuela cuando sacaban a la clase al parquecito o a alguna insólita excursión.
Fue un espectáculo asombroso por el orden y el buen humor -tan ajeno a lo que uno se imagina que pasaría entre nosotros durante un terremoto- y por el diseño involucrado, una vez más cortesía de nuestra coqueta alcaldía: había funcionarios con cascos amarillos que hacían juego con los chalecos de seguridad y los carteles redondos que informaban SIMULACRO SÍSMICO, CHACAO+CERCA DE TI. Un señor que pasaba preguntó a una funcionaria: "¿Cuál es la protesta?", y ella le contestó: "No, es un simulacro". Trancaron un poco el tráfico y crearon un poderoso, ensordecedor silencio en la primera transversal de Los Palos Grandes, creando no tanto un simulacro de sismo como un simulacro de domingo.
Esperemos cómo resulta el simulacro, pero hasta ahora, me parece que es uno de esos acontecimientos que hacen de Chacao una isla: es difícil imaginar otro municipio del país donde estén haciendo eso y menos con tanta disciplina, anunciándolo adecuadamente de antemano, disponiendo de un montón de funcionarios. Habrá quien se queje, por supuesto. Pero por el momento, es asombroso. Sobre todo en la Venezuela del presente, tan llevada por la barbarie.
-roc

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